lunes, 8 de marzo de 2010

El Señor Gordillo

Tiene un barriga asquerosamente abundante, que él lleva con hidalguía casi como si fuese un trofeo que todos deberían ver, camina a trancos, como un gnomo gordo y despreocupado, posee una cabellera grasienta, recortada religiosamente cada 2 semanas por su hermana - la única con la bondad suficiente de poder soportar semejante adefesio- no se afeita porque no le crece barba.

Le gusta cantar, y hablar en voz alta, es algo tartamudo, sobre todo cuando desea contar algo importante, la gente lo escucha, él se rié y entonces ellos se reíen aún sin saber que quizo decir, el se piensa el más gracioso, todo un palomilla, aunque en el fondo la gente lo mira con desprecio y hasta repulsion. Cuando ve una radio encendida entonces se acerca sube el volumen y canta, solo cuando canta no tartamudea, demuestra así que en el fondo si puede hablar correctamente, luego baja el volumen y se va.

Su trabajo consiste en dejar papeles o encargos en diferentes oficinas, solo se necesita saber leer para realizar ese trabajo, muy de mañana corre para firmar a la hora, es gracioso ver correr a un jabalí, salta su panza, sus tetas, sus cachetes, todo. Luego llega a la oficina y entonces recoge los papeles que tiene que repartir, mayormente no son más de 5 ó 6, el se toma hasta el medio día para realizar ese trabajo, luego llega sudando, con la camisa pegada a la espalda producto del copioso sudor que su cuerpo ha botado.

Come con su hermana que vive cerca a su trabajo, ella le sirve todo lo que se necesita para llenar semejante costal, regresa como a las 3 de la tarde para ver si dejaron algún otro documento para poder llevar, y entonces cuando ve alguno, lo observa detenidamente y lo deja donde estaba, -para mañana ya es muy tarde - exclama.

Faltan aun 2 horas para que se vaya a su casa, tiempo que utiliza para sentarse y dormir descaradamente, o quiza acercarse a la radio y cantar o lanzar un chiste que nadie entiende pero que todos se rién solo para seguirle la corriente y evitar que cuente otro, que piense él si de risa, lo único que hacen riendose es acelerar su partida, su olor es insoportable, nadie lo quiere cerca. Da asco.

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