lunes, 22 de marzo de 2010

Una muela menos

Viernes 7.00 pm
Estoy en el consultorio del Dentista, espero paciente, no tengo apuro para abrir la boca y dejar que me introduzca una serie de artefactos que solo me hacen sentir peor de como vine, sale el doctor, despide a alguien que ha estado atendiendo, me estira su mano gélida, ingreso a su consultorio, entonces me dice que me siente en ese sillón de tortura, no me dice que me hará, asume que ya lo sé, que lo tengo muy claro, había postergado esta sesión hasta en dos oportunidades, ya no había escapatoria, entonces llama a su asistente una esmirriada señorita de blancos pantalones, ella me pone una especie de babero, se para a mi izquierda a su vez el Doctor me pone la primera inyectable en la encía, luego la segunda, trato de sujetarme del sillón de cuero, para resistir el dolor, corta con su bisturí uno, dos, tres cortes, introduce otras herramientas empieza el forcejeo, parece que el Doctor no la tiene fácil, sonríe de cuando en cuando al ver que aún le resulta dificil sacarme esa muela del juico, que obviamente gracias a su sugerencia me estoy dejando sacar, siento que algo se ha roto es un pedazo de diente - ya salió una parte-exclama, luego sigue cortando, y finalmente termina, empieza a suturar la herida, me deja con la señorita de pantalones blancos ella me limpia la sangre de la cara, me quita el babero y me pone una inyectable en el culo, dice para que no tenga infecciones, ahora me duele mas el culo que la muela.

Lunes 4.00 pm
Estoy en el trabajo mi cara está notablemente hinchada, ya no me duele el culo, solo la cara, o más especificamente la boca cuando hablo, o rió o toso, le digo a mi jefa que mire mi hinchazón, abre sus ojos de cuy y mira sorprendidad, le digo que deseo irme más temprano, una hora antes quizá, ella asiente sin pedir más excusas, sabe que me ire dos horas antes, sabe que no tengo ya muchas cosas que hacer, sabe que me paga poco, sabe que me merezco irme temprano.

Me fui.

lunes, 8 de marzo de 2010

El Señor Gordillo

Tiene un barriga asquerosamente abundante, que él lleva con hidalguía casi como si fuese un trofeo que todos deberían ver, camina a trancos, como un gnomo gordo y despreocupado, posee una cabellera grasienta, recortada religiosamente cada 2 semanas por su hermana - la única con la bondad suficiente de poder soportar semejante adefesio- no se afeita porque no le crece barba.

Le gusta cantar, y hablar en voz alta, es algo tartamudo, sobre todo cuando desea contar algo importante, la gente lo escucha, él se rié y entonces ellos se reíen aún sin saber que quizo decir, el se piensa el más gracioso, todo un palomilla, aunque en el fondo la gente lo mira con desprecio y hasta repulsion. Cuando ve una radio encendida entonces se acerca sube el volumen y canta, solo cuando canta no tartamudea, demuestra así que en el fondo si puede hablar correctamente, luego baja el volumen y se va.

Su trabajo consiste en dejar papeles o encargos en diferentes oficinas, solo se necesita saber leer para realizar ese trabajo, muy de mañana corre para firmar a la hora, es gracioso ver correr a un jabalí, salta su panza, sus tetas, sus cachetes, todo. Luego llega a la oficina y entonces recoge los papeles que tiene que repartir, mayormente no son más de 5 ó 6, el se toma hasta el medio día para realizar ese trabajo, luego llega sudando, con la camisa pegada a la espalda producto del copioso sudor que su cuerpo ha botado.

Come con su hermana que vive cerca a su trabajo, ella le sirve todo lo que se necesita para llenar semejante costal, regresa como a las 3 de la tarde para ver si dejaron algún otro documento para poder llevar, y entonces cuando ve alguno, lo observa detenidamente y lo deja donde estaba, -para mañana ya es muy tarde - exclama.

Faltan aun 2 horas para que se vaya a su casa, tiempo que utiliza para sentarse y dormir descaradamente, o quiza acercarse a la radio y cantar o lanzar un chiste que nadie entiende pero que todos se rién solo para seguirle la corriente y evitar que cuente otro, que piense él si de risa, lo único que hacen riendose es acelerar su partida, su olor es insoportable, nadie lo quiere cerca. Da asco.